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Divorcio express
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Los abogados tienen su propio argot profesional
Esta es una parte muy importante de todo el proceso de divorcio porque la selección del abogado va a ser una pieza decisiva de todo el procedimiento y puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso. En este artículo vamos a dar algunas pistas de cómo identificar al buen abogado de familia.
En primer lugar, cuando te entrevistes con un abogado, éste tiene que darte una visión general de cómo va a ir el procedimiento, es decir cuánto se tardará aproximadamente en interponer la demanda, cuanto se suele tardar en recibir una respuesta, en qué lugar se va a tramitar el proceso, cuanto es el tiempo aproximado que suele llevar todo el proceso, cuál es la normativa que se aplica, cuál es el resultado esperable… etc.
Esto no significa que tenga que entrar en demasiados detalles, sino dar una visión general que te clare las grandes dudas que cualquier persona se hace al principio.
Por supuesto, hay que tener claro que el abogado no puede preveer el futuro, y por tanto no puede garantizar en modo alguno como van a salir las cosas, pero sí que puede decirte como suelen suceder según su experiencia, es decir, si este abogado tiene experiencia suficiente, no dudará en darte plazos y aproximaciones, aunque por lógica siempre va a ser conservador.
No te fíes tampoco de un abogado demasiado optimista, los juicios se sabe cómo empiezan pero no como termina, y por muy fácil que parezca al principio, la experiencia nos dice que es posible que se complique después, así que aunque te diga que hay muchas posibilidades de éxito, debe informarte también de los riesgos, toda cara tiene su cruz, y todos los procedimientos judiciales tienen riesgos.
Asegúrate de que entiendes toda la información, es decir no temas pecar de ignorante, uno no se divorcia todos los días y por tanto no tiene porqué saber absolutamente nada. El buen abogado es aquel que presume que el cliente no entiende nada, y por lo tanto se esfuerza en explicar las cuestiones jurídicas de un modo que lo pueda entender todo el mundo.
Si luego resulta que el cliente ya tiene conocimientos jurídicos y por lo tanto puede hablar con un lenguaje más técnico, el propio cliente se lo hará saber, pero la presunción debe ser siempre que el cliente no sabe nada de base, en caso contrario nos arriesgamos a que el cliente por vergüenza de no querer parecer ignorante, simule entender lo que se le está diciendo, cuando en realidad no lo hace.
Como en todas las profesiones, los abogados tienen su propio argot profesional, y de tanto utilizarlo y de rodearse, la mayor parte del tiempo, de personas relacionadas con el mundo del derecho, llega un momento en que se les olvida de que el ciudadano normal no entiende ese lenguaje.
Cuando eso ocurre, es porque el abogado no tiene la empatía suficiente de ponerse en la piel del cliente y cambiar el lenguaje adaptándolo a la circunstancia personal de cada uno. Por ejemplo, no se puede hablar igual a una persona joven que a una mayor, o a una persona con un nivel educativo alto que otra con un nivel más bajo, o a una persona que hable español como idioma nativo, que otra que lo hable como segunda lengua… etc. Es el abogado el que tiene que adaptarse a ti, y no al revés.
Este es un elemento absolutamente indispensable en la relación entre abogado y cliente. El abogado te tiene que asesorar sobre cuestiones muy importantes que afectan directamente a tu vida actual y a tu futuro, te tiene que indicar el camino más adecuado para la consecución de sus objetivos, y va a diseñar una estrategia a medida para ti, pero es muy importante de que abogado y cliente vayáis unidos a lo largo de todo el proceso y los dos estéis de acuerdo.
Cuando eso no ocurre, es decir, el abogado va por un lado y el cliente por el otro, está habiendo un boicot mutuo, y el abogado no va a poder hacer correctamente su trabajo y tú vas a estar incómodo, y eso va a redundar en tu perjuicio. Abogado y cliente deben ser un equipo, trabajar unidos, y confiar plenamente el uno en el otro.
Y si tu abogado actual no te genera confianza plena, no temas en cambiarlo, no hay nada de malo en ello, no vas a ofender al primer abogado, es algo normal, y no le estás diciendo que no sea bueno, simplemente que no ha habido química entre vosotros.
Si bien la confianza es muy importante, igualmente también lo es que tu abogado tenga una dilatada experiencia tramitando divorcios. Los abogados generalistas están bien para cuestiones menores y poco complejas, pero una falta de experiencia y conocimientos precisos sobre la materia, puede hacer que cometan errores y así dañar tu caso.
Podrías pensar que un familiar o amigo tramitará mejor tu divorcio porque se va a implicar más y te va a atender mejor. Sin embargo lo que ocurre es que este abogado se implica tanto que termina siendo contraproducente porque se vuelve muy agresivo. Por experiencia podemos decir que un exceso de agresividad suele ser visto negativamente por los jueces.
Otro inconveniente de un exceso de implicación por parte del abogado, es que impide la negociación, y en el divorcio como en cualquier otro procedimiento, es preferible que haya un acuerdo entre las partes antes que un juicio, y para que ese acuerdo tenga lugar es necesario negociar con objetividad, mientras que una persona demasiado cercana no va a ser capaz de marcar la distancia suficiente.
A no ser que seas famoso, o tengas mucho dinero, o seas alguien muy importante e influyente, en un despacho grande tu caso será gestionado no por el abogado principal sino por otro con menos experiencia que posiblemente esté en periodo de aprendizaje, o incluso es posible que tu asunto lo lleve un becario. Piensa lo poco importante que puedes llegar a ser para un despacho que tiene miles de clientes y factura enormes cantidades de dinero.
Igual que si llamas a tu compañía telefónica no esperas que te atienda el presidente y te parece imposible que te den una atención personalizada y de calidad, con un gran despacho de abogados ocurre lo mismo, tienen una enorme cantidad de clientes y de casos mucho más importantes que el tuyo, así que no vas a tener ninguna prioridad para ellos.
Cada caso es distinto y no se pueden aplicar soluciones genéricas, sino que hay que hacerlas a medida, así que si quieres una atención extraordinaria, acude a un despacho mediano o pequeño.
En un proceso de divorcio se toman decisiones extremadamente importantes que tendrán una afectación para el resto tu vida, por eso necesitas un abogado de calidad y que le dedique mucho tiempo a tu caso. Si encuentras un abogado barato, probablemente sea porque tenga poco trabajo, con lo que difícilmente sea bueno porque los buenos abogados suelen tener mucho trabajo, o bien no le va a dedicar a tu asunto todo el tiempo que merece, así que si quieres un buen abogado y que le dedique todo el tiempo necesario a tu asunto, debes asumir que eso va a tener un coste elevado.
Hay casos en los que vale la pena ahorrarse unos euros, sin embargo hay otras circunstancias en que lo barato puede salir caro. Por ejemplo, tienes que percibir una pensión de alimentos, y un buen abogado consigue que esta pensión sea 50€ más al mes de lo que hubiera conseguido un abogado mediocre. Quizás a ese buen abogado le has tenido que pagar 500€ más, pero en 10 meses esa inversión de más ya queda amortizada. O imagínate que tienes que ir a buscar a los niños a 30 kilómetros de distancia, y un buen abogado consigue que sea el otro padre quien te los traiga, así que imagina la cantidad de horas y dinero que ahorrarás en los próximos años.
Escoger un buen abogado es crítico para el éxito de un procedimiento judicial y la mayoría conceden la primera visita gratuita, así que no dudes en aprovecharte de eso, visita a un par o tres y selecciona el que más te guste siguiendo los consejos que te hemos dado y tendrás más posibilidades de triunfar.
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